La reducción
de la población mundial como objetivo estratégico
El negocio de las profecías autocumplidas
Parte I
por Susana Iaschuk
En las últimas décadas,
gurúes de diferentes escuelas y orientaciones han coincidido
en anunciar que el Fin del Mundo es inminente. La novedad es que quienes
se encargan de difundir esta teoría (nada nueva por cierto) pasan
por una fauna tan heterogénea que comprende a políticos,
economistas, supuestos líderes espirituales, hombres de negocios
y militares entre otros.
Desde hace unas semanas, el nuevo
Gran Enemigo de la Humanidad se llama H5N1, más conocido como
gripe aviaria o gripe del pollo.
Presentado en sociedad a fines del
2003 en Asia, irrumpió en Occidente sin causar víctimas
humanas, pero llevando tras de sí una ola de terror, sembrada
en primer lugar por la alarmista advertencia de la Organización
Mundial de la Salud, que no dudó en hablar de más de 150
millones de muertos en una posible pandemia. Inmediatamente, Jeffrey
Taubenberguer, miembro del Armed Forces Research Institute de los Estados
Unidos, comenzó a hablar a través de la CNN sobre el mega
operativo que sería necesario montar para atender a los enfermos
y muertos (dando como un hecho que la pandemia se produciría
en pocos días). Sin embargo, tanto la OMS como el consultor norteamericano
y quienes, en perfecta sincronía con los intereses económicos
que se mueven detrás de estas tragedias, salieron a hablar, obviaron
un detalle que no es menor. Hasta la fecha, han muerto producto de la
gripe aviaria, desde fines de 2003, 65 personas en todo el mundo. Las
víctimas vivían en Asia donde, debido a la enorme población,
las condiciones de salubridad en la mayoría de las ocasiones
deja mucho que desear.
En tanto, en las últimas
semanas los laboratorios vendieron millones de dosis de vacunas para
una cepa de virus que produce gripe....y que aún no existe. Esto
sin contar los millones de dólares que les dejó en estas
últimas semanas la venta de los medicamentos conocidos que tienen
una cierta eficacia al momento de combatir la gripe aviaria en humanos,
como el Tamiflu. Si el riesgo de la pandemia, teniendo en cuenta que
el virus aún no mutó (al menos oficial y naturalmente
no lo ha hecho a la fecha) y no es transmisible entre humanos, hipótesis
donde se daría la posibilidad de la pandemia ¿qué
es lo que mueve a la OMS, la Unión Europea y los E.E.U.U. a sembrar
el terror mediático, creando una pandemia de miedo, ya que no
pueden tener la de gripe?
El mensaje ¿es el masaje?
en este caso, el mensaje es "tenga
miedo, llega el fin de mundo". La pandemia real que se ha sembrado
es de terror, con imágenes que parecen extraídas de películas
de ciencia ficción donde hombres y mujeres enfundados en trajes
blancos, perfectamente aislados del medio ambiente, se dedican a matar
a miles de pollos e incinerarlos, o, en otras versiones, a envasar misteriosas
pastillitas en fríos y futuristas laboratorios. Como fondo, la
voz en off siempre remarca la posibilidad de millones de muertes por
una enfermedad imposible de parar. Ante las declaraciones oficiales
y la presión de la opinión pública movida por estas
imágenes e informes, los gobiernos han salido desesperados a
comprar todas las vacunas contra gripe existentes y también todas
las partidas de Tamiflu. ¿Qué es lo que no aclaran los
medios? Por ejemplo, que la gripe aviaria afecta a las aves desde hace
décadas. Que en diferentes momentos han existido eventuales contagios
a humanos. Que la mutación del virus aún no se ha producido.
Y que hasta que esta no sea realidad (ojalá no lo sea nunca)
no es posible obtener una vacuna. ¿Porqué los medios no
son veraces en su gran mayoría al momento de tratar este tema
e insisten en cariz dramático y apocalíptico de la situación?
Obviamente, porque para alguien,
en algún aspecto es negocio. Y los dueños de ese negocio,
suelen ser los socios mayoritarios de los medios o ponen jugosas pautas
publicitarias.
Recuerdos del futuro
Los más memoriosos han de
recordar un episodio similar, que nos puso en vilo durante varios meses,
y que no dejó de ser otro experimento de ingeniería genética:
en abril de 2003 el SARS (síndrome respiratorio agudo) llegó
rápidamente de Asia a Toronto, causando numerosos casos y mucho,
muchísimo pánico. En ese momento se dijo que se trataba
de un "supergermen" mutante. Las investigaciones posteriores
llevaron a vincularlo con la manipulación genética humana,
más que con una mutación natural de algún virus.
Esto lo emparenta con otras pronosticadas ( y en algunos casos ya diseminadas)
plagas mundiales, como el Virus del Nilo, el Sida y otros. Muchos de
ellos, son cabal muestra de la relación entre los grandes laboratorios,
la ingeniería genética con fines militares y .... el gobierno
americano. Llama la atención la increíble impunidad con
que los laboratorios farmacéuticos se mueven y cómo las
leyes parecieran no estar hechas para ellos. Es probable que estemos
en presencia de un "bio-terrorismo" sostenido por el Estado.
El objetivo: reducir la población mundial, principalmente en
los países del Tercer Mundo.
Esto parecería la teoría
de un paranoico, si no hubiera estado esbozada, dicha y defendida por
Henry Kissinger, National Security Advisor del Presidente Richard Nixon,
en 1974, en el NSSM 200. Pero Kissinger no llegó a esta puesto
por sí solo, sino que fue apadrinado por Nelson Rockefeller,
cuya familia no sólo es dueña de la mayoría de
los grandes laboratorios farmacéuticos americanos, controla gran
parte del negocio del petróleo y los químicos, sino que,
en un gesto de gran generosidad, pagó el edificio que las Naciones
Unidas (directa superior de la OMS) tiene en Nueva York. Esta reducción
poblacional que Kissinger propone ( y no pocos avalan en la Casa Blanca)
es en favor de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y sus aliados.
Abiertamente la dinastía Rockefeller se ha manifestado partidaria
de la política de "despoblación", según
lo aseguran en sus propias publicaciones, como la revista "Foreign
Affairs", editada por el Council for Foreign Relations. Pero en
este caso, también incluyen a los norteamericanos para ser reducidos
en un...50%.
Otros tiempos, otras guerras,
fantásticos negocios
Para los expertos, las guerras a
largo plazo, como la Segunda Guerra Mundial, dejaron de ser negocio
hace tiempo. Producen más pérdidas que ganancias, y en
pocos meses la gente se acostumbra a la idea del conflicto armado permanente
y pierde el estado de pánico necesario para hacerla sumamente
manejable y dócil por medio del miedo. Por eso, lo nuevo, la
última moda, son las conflictos de guerra cortos: "Guerra
a las drogas", "Guerra al Cáncer", "Guerra
a la gripe aviaria", "Guerra al terrorismo". Este rubro
de nuevos conflictos no sólo ofrece la posibilidad de una heterogénea
composición (es lo mismo el cáncer que las drogas, la
gripe aviaria que Saddam, Osama o quien sea) sino que conllevan un enorme
manejo mediático para producir el efecto de pánico en
el público necesario, movilizan mucho dinero en corto tiempo,
sin demasiados controles, y, en general, nadie discutiría la
necesidad de ellos, por lo cual, en muchos casos se aplica una metodología
que puede rotularse con el conocido "el fin justifica los medios".
Pero regresemos a nuestra amiga,
la gripe aviaria, responsable de la muerte de 65 personas en TODO el
mundo en los últimos DOS años, según datos de la
OMS. Si tomamos la misma fuente de información, descubrimos que
cualquier otra cepa de gripe, enfermedad que ataca todos los años,
produce, sólo en los E.E.U.U. 40.000 muertes, generalmente en
personas con una salud ya comprometida. Se ha hablado hasta el cansancio
en las últimas semanas del riesgo de una pandemia y se anuncian
también vacunas contra un virus.... que aún no existe.
Hasta la fecha, el contagio ha sido de aves a personas, pero no se ha
dado (al menos oficialmente no se ha anunciado esto) el contagio de
persona a persona que es lo que dispararía la pandemia. Una vacuna
sólo puede fabricarse con el virus ya mutado, cuando la enfermedad
sea transmisible entre los humanos. Por otra parte, la creación
de una vacuna es un delicadísimo proceso de laboratorio, que
lleva muchos meses, sino años, entre pruebas, ensayos, desarrollo,
comprobar los efectos colaterales y secundarios, y finalmente, cuando
ha sido aprobada (los trámites legales también llevan
su tiempo) poner a punto la línea de producción de forma
segura.
Ahora, frente a estos datos, cabe
preguntarse ¿qué vacuna están ofreciendo los laboratorios?
¿o es que ya tienen, por alguna forma "mágica"
el virus mutado? ¿no han informado que poseen esta cepa? ¿sobre
esta mutación es que están encarando la fabricación
de las vacunas? ¿o simplemente están vendiendo vacunas
elaboradas sobre cepas viejas, no mutadas, es decir, de escaso valor
para prevenir la enfermedad, lo cual implicaría una estafa en
primer lugar a los gobiernos que han salido desesperados a comprar cualquier
cosa que prevenga la enfermedad, y en segundo lugar a la población
que está lo suficientemente asustada por la enorme teatralización
mediática de este "brote"?
Esto en cuanto a las vacunas. Pero
hay más. La OMS recomendó a los gobiernos prepararse para
una eventual pandemia. Y siguiendo la ola de pánico armada por
ellos mismos, con Estados Unidos a la cabeza, los principales países
de la Unión Europea salieron a comprar el tan mencionado Tamiflu,
droga que combate al gripe aviaria una vez detectada. Claro, es eficaz
si se administra en los primeros estadíos de la enfermedad (que
en su inicio no difiere mucho de otras gripes) y en personas que no
tengan otras enfermedades ni consuman otros medicamentos. ¿cuántos
podrían beneficiarse con el uso del Tamiflu? Pocos, muy pocos
en un mundo en el que la enfermedad es negocio, por lo tanto, prolifera.
El Tamiflu es una droga cuya patente pertenece a Roche, que sostiene
un feroz litigio con Glaxo porque éste presentó en sociedad
el Releza, droga de similares características al Tamiflu. También
legalmente, ambos laboratorios tratan de dirimir a quién pertenece
la patente de la supuesta vacuna contra la gripe aviaria humana que
ambos dicen haber desarrollado.
Las Naciones Unidas y su subsidiaria
la Organización Mundial de la Salud, no son ajenas a esta pelea
de "negocios", habida cuenta del respaldo al menos moral (si
es que un edificio como el de las Naciones Unidas en Nueva York puede
considerase sólo un respaldo moral) que la familia Rockefeller
les ha brindado a lo largo de los años y, claro, los intereses
en la industria del fármaco de los generosos Rockefeller. Y su
supuesta "inocencia" queda poco menos que sospechada tras
sus apocalípticos anuncios, tan prestamente realizados, que impulsaron
las ventas de fármacos en forma vertiginosa.
Los laboratorios que hoy se pelean
por patentes, regalías y derechos tienen un pasado poco santo
y ofrecen escasas garantías de ser los "salvadores"
de esta "pandemia mediática". Merck, socio de Sanofi
Aventis en la fabricación de la primera vacuna contra el cáncer
de transmisión sexual, ha sido responsabilizado de favorecer
la propagación del sida en el mundo con su vacuna para la hepatitis
B (en esta operación, también la OMS es acusada de tener
parte de la responsabilidad). Y Roche (Hoffman - La Roche) está
acusada de fijar el precio mundial de las vitaminas en 1999 de forma
arbitraria, como parte del cartel petroquímico/farmacéutico
que forma junto a IG Farben Organization.
El alarmismo de las Naciones Unidas
claramente favoreció a las multinacionales. La sola mención
de una posible pandemia, que mataría a 150 millones de personas,
llevó a los gobiernos a comprar en forma compulsiva cualquier
cosa existente que pudiera sonar efectiva contra la gripe aviaria. Durante
la primera mitad del 2005 Roche facturó unos 375 millones de
euros por la venta de Tamiflu. En lo que va de este año, la cotización
de los títulos de la empresa han subido en la bolsa más
del 40%. Y las transnacionales que tienen las patentes de la supuesta
vacuna (recordemos una vez más que, oficialmente el virus no
ha mutado, es decir que la transmisión de humano a humano es
imposible por el momento y que la vacuna efectiva podría fabricarse
solamente sobre el virus ya mutado) Roche, Sanofi -Pasteur y Glaxo Smith
Kline, piensan en las acciones judiciales entre ellas para ver quién
se queda con la mayor parte de la torta, pero ninguna (tampoco ningún
gobierno u organismo internacional sale a presionarlos o pedirles que
lo hagan ) renuncia a las patentes en bien de la población mundial,
si se diera el caso de la tan promocionada y mediatizada pandemia. Sospechosamente,
para frutilla del postre a este mosaico de ambición y horror,
durante la segunda quincena de octubre, la OMS pidió a cerca
de 4.000 laboratorios médicos en 18 países que destruyan
muestras de un virus de influenza (gripe) potencialmente letal que fueron
incluidas inadvertidamente en un juego de pruebas de rutina. Según
Klaus Stohr, director del programa de OMS para la gripe, en declaraciones
a la BBC, "no hay ninguna persona afectada" pero " si
se esparce, existiría el peligro que se desate una pandemia internacional".
Esta cepa provocó la muerte de 4 millones de personas en el mundo
en 1957, pero había sido controlada en 1968. Sólo había
sobrevivido en forma congelada en los laboratorios. Hasta ahora, claro.
De los 4.000 laboratorios avisados, sólo 61 están fuera
de los Estados Unidos, la mayoría en Canadá.
Para Leonard Horowitz, médico,
especialista en Salud Pública, en bio-terrorismo y emergencias
por enfermedades, esta conducta de provocar una enfermedad para vender
los medicamentos, una enfermedad potencialmente mortal, a una gran cantidad
de personas tiene un nombre "iatrogenocidio". en caso de que
finalmente la pandemia se produjera y que la causante fuera esta extraviada
cepa de influenza, en vez de la gripe aviaria, sí están
las vacunas. Pero habría que ver a qué precio. Por el
momento, el tratamiento con el Tamiflu tiene un costo de 60 dólares
por persona. Algo inalcanzable para aquellos países donde por
políticas de colonización directas o indirectas las economías
están quebradas y la mayor parte de la población vive
por debajo de la línea de pobreza. Los habitantes de estos lugares
(obviamente, Tercer Mundo) son objetivos fáciles para esta política
de "despoblación" mundial, para los experimentos de
los laboratorios y los operativos mediáticos que acompañan
estas guerras cortas.