De
acuerdo a la Asociación Británica para el Avance de la
Ciencia las enfermedades infantiles decrecieron 90% entre 1850 y 1940,
paralelamente a las mejores condiciones sanitarias, mucho antes de los
programas de vacunación obligatoria. Las muertes por enfermedades
infantiles en EE.UU. e Inglaterra declinaron 80% antes de la vacunación.
En Gran Bretaña el pico epidémico de polio fue en 1950
y había declinado 82% al momento en el cual la vacuna se introdujo
en 1956. Otras enfermedades como la escarlatina o varicela se han transformado
en enfermedades leves comparada con las características que tenían
en sus comienzos. Para esta última recién en los últimos
años se ha comenzando a vacunar.
La Organización Mundial de la Salud reporta que las cifras de
enfermedad y mortalidad en países del tercer mundo no tienen
correlación directa con los procedimientos inmunizantes [1].
Todos sabemos por experiencia familiar y profesional que quienes padecen
de paperas generalmente habían sido inmunizados para la misma
con la vacuna triple viral, pero lo habitual es que estos casos no sean
denunciados. En Nueva York solamente el 3,2% de los pediatras reportan
los casos de sarampión al departamento de salud.
Es importante señalar que se comprobó que en la gran mayoría
de los países donde se comienza a inmunizar con antipolio (vacuna
Sabin o Salk) o antidiftérica, aumentan significativamente los
casos de estas enfermedades, que se pretendían prevenir.
En
síntesis, nada permite afirmar que las vacunaciones han hecho
desaparecer o retroceder las epidemias: todo lleva a pensar que la evolución
de éstas nada tiene que ver con las vacunas.
BIBLIOGRAFÍA
· *
Basado en "Dispelling Vaccination Myths" de Alan Phillips,
julio 1996
· [1] S. Curtis. A handbook of homeopathic alternatives to inmunization